Wednesday, April 27, 2011

Indignaos (Día del Libro)

Indignaos de que ¡Indignaos!, ese panfletillo de cuatro páginas que encabeza la lista de libros más vendidos, valga cinco euracos. Deberían regalarlo lanzándolo desde avionetas a las ciudades. Digo yo.
Indignaos por los precios inflados de los libros. Indignaos por que hasta en el dichoso Día del Libro (coincidente con el Madrid-Barça, ¿quién es el lumbreras que elige las fechas?) sólo se permita un ridículo diez por ciento de descuento en las librerías.
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"Él es el puto jefe, él es el puto amo"... Si antes lo digo antes salta de su guarida el rabioso, el verdadero Pep.

Saturday, April 23, 2011

Libros en Gran Vía / La casa de muñecas

Como es la semana del libro (o algo parecido), han dejado sacar por toda la Gran Vía tenderetes donde venden libros de saldo y de viejo. Deberían dejarlos todo el año, aunque son un peligro. Si te gustan tantas cosas como a mí, puedes acabar comprándote tres libros tan dispares como estos: Los fantasmas de mi cerebro, de Gironella; uno de un periodista argentino poniendo a caldo a Borges y a Kodama; y uno de filosofía del gran Víctor Gómez Pin. Los tres al precio de tres cañas.
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Anoche fuimos al teatro a ver La casa de muñecas, de Ibsen. Qué cosa más ridícula. En los momentos supuestamente más dramáticos te entraba la risa floja.
Los cuatro amigos que soportáis mis arbitrariedades sabéis que en general el teatro no me gusta mucho (me parece todo artificial, forzado, fingido, los actores siempre haciendo de actores, etc), pero si encima ésta es considerada una de las obras más importantes del teatro universal, no tengo más remedio que ratificarme. Y si la protagonista, esa mema integral, es un modelo heroico del feminismo, no me extraña que el feminismo sea lo que es.

No creo que fuera todo culpa de los actores, aunque me parecieron tremendamente malos (sólo se salvaba el señor mayor, que lo hacía muy bien). Tampoco creo que fuera culpa de la directora, aunque sus decisiones resultan incomprensibles (para poner la guinda al desaguisado, al final quiere dárselas de guay, de original, y evita dar el famoso portazo. Menuda gilipollez). No sé si es culpa del espíritu escandinavo, tendente -como el drama sureño norteamericano- a la pornografía sentimental, pero no creo: al menos tenemos al gran Knut Hamsun. Será una mezcla de todo...

Y después está el penoso márketing: en el folleto de la obra ponen una foto de Silvia Marsó enseñando la pechuga, a ver si al menos los salidos acuden a verla desesperados.
Salimos del teatro, en plena plaza de Colón, y había parado de llover. Casi no había gente por la calle. Pasaban algunos coches. El suelo mojado. Por fin, la vida.

Friday, April 22, 2011

Mourinho Vs Guardiola

A mí no me la das con queso, Pep.


En este post no voy a hablar de fútbol ni de estilos de juego (por si acaso, aclaro: no me gusta el catenaccio de Mou), sino de personalidades, de formas de ser.

Los periodistas, esos seres básicamente idiotas, no se enteran de nada. Mourinho les pone el cebo y ellos pican como lerdos. Guardiola ("el filósofo") les vende la moto y ellos se lo tragan gustosamente. Y aplauden.
Ya sabéis: Mou es el chulo, el soberbio, el maleducado, el navajero. Guardiola es el caballero, el humilde, el respetuoso, el elegante. ¡JA!
No digo que Mourinho no sea chulo y soberbio, cosa que parece bastante acreditada, sino que Guardiola lo es mucho más. Guardiola es un chulo y un soberbio de narices, pero finge para que no se le note. De humilde, nada de nada. Cero. De caballeroso, tampoco. Intuyo que es capaz de apuñalarle la espalda a cualquiera con tal de conseguir un traje chic. Es muy fácil ser elegante cuando ganas. Ya veremos su verdadero ser. Esa sonrisilla hipócrita le delata (esas patas de gallo, sobre todo). Esa carita de "niño bueno" ensayada cien mil veces ante el espejo...
Guardiola se toma tan en serio a sí mismo que da repelús. Esa seriedad tan consciente de sí misma da vergüenza ajena. Mou se ríe de todo, incluido su personaje. Cuando llega a casa Josep se arrodilla ante su retrato y se reza un aveguardiola (idolatra a su personaje, como en ese anuncio de un banco); Mou, en cambio, se tira en el sofá y se descojona de su foto en el Marca.
Mourinho es un gladiador, un marrullero de la lucha, un estratega de la victoria, pero estoy seguro de que es un gran amigo, un tío noble. De Guardiola no diría lo mismo. De hecho, fijaos en la actitud de sus jugadores, que son quienes conviven a diario con ellos: los jugadores de Mou le quieren, le respetan, le admiran; los de Guardiola se van echando pestes (véase Etoo, Ibrahimovic...). En un mundo en el que los jefes son la mayoría gentuza de lo peor y cabrones sin escrúpulos, es algo que hay que destacar.

Thursday, April 21, 2011

Semana Santa en Madrid

Para mí el mejor momento del año en Madrid es la Semana Santa. Es cuando más gente se va a la vez (en verano se reparten más las huidas) y nos dejan las calles casi vacías para disfrutar de largos paseos. La Esfinge va tan contenta por la ciudad con las torrijas en el estómago (es fan de las torrijas), aunque me obliga a ir a alguna procesión, donde me dedico a observar a la gente y hacer alguna foto.
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Los telediarios de Semana Santa son exactamente los mismos año tras año. Los tienen grabados y le dan al replay: los muertos en la carretera, los cofrades llorando por la lluvia... Que digo yo que si son "penitentes" deberían tener un poco más de espíritu de sacrificio, y no llorar como niños por unas gotas de más.
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Anoche estuve en una procesión de otro tipo en Cibeles. Ya sabemos que lo importante es la Copa de Europa, pero, bueno, no estuvo mal dar el primer paso. Os dejo una imagen del transatlántico merengue iluminado con el escudo.

Monday, April 11, 2011

Algunos viajes con La Esfinge

Este verano, aprovechando unos días de lluvia en Galicia, me puse a revisar los archivos de vídeo que tenía en el portátil, seleccioné algunas imágenes e hice dos vídeos: uno ya os lo puse en su día (aquí) y otro os lo pongo ahora. El otro era triste y melancólico. Este no. Este es más alegre y festivo. Salen algunas ciudades como Estocolmo, Valencia, Viena, Salzburgo, Londres...

Los que se merecen un premio son los bailongos suecos del final. Me puedo quedar viéndolos durante horas a cámara lenta con la música de Air. Cada uno baila a su manera: la pareja mayor, la joven, la madre con su bebé, etc. Os recuerdo que son imágenes grabadas con mi pequeña cámara de fotos, así que no se puede pedir mucha calidad.

Espero que os guste.

Friday, April 08, 2011

El obispo Atilano (o Berlanga en Sigüenza)

El sábado pasado fuimos a pasar el día a Sigüenza. Yo tenía la idea de haber estado de pequeño, porque teníamos en casa de mis padres un pisapapeles del Doncel, pero les pregunté el otro día y no se acordaban de habernos llevado de pequeños. Tendré que preguntarles a mis hermanos. El pisapapeles, por cierto, desapareció misteriosamente un día. No creo que todo sea un sueño.

Nada más entrar en Sigüenza nos encontramos con un montón de pancartas que colgaban de los balcones: “Sigüenza quiere su obispo. Don Atilano quédese con nosotros”; “Sigüenza ciudad episcopal desde el 589. Bienvenido Don Atilano”, etc. Lo primero que pensé fue en Berlanga y Bienvenido Mr. Marshall. Era como haber retrocedido sesenta años en la historia de España. A continuación vimos que en la calle principal estaban haciendo una alfombra larguísima con serrín de colores (o algún producto similar). Ya entonces le dije a La Esfinge: “Aquí va a pasar algo espectacular, digno de ser contado en el blog”. Pero la verdad es que estos días no he tenido ganas de contarlo… Ni ahora me apetece mucho, pero en fin, espero no destrozar mucho la historia.

Visitamos la catedral, saludamos al Doncel, nos tomamos un refresco en la plaza del ayuntamiento (hacía un día de sol estupendo) y subimos al castillo-parador. Después volvimos a bajar la cuesta y fuimos a comer a un mesón del centro. Especialidades del lugar: migas con chorizo y cabrito. Con el estómago hinchado volvimos a la calle principal y vimos que el espectáculo estaba a punto de comenzar. Cientos de personas flanqueaban la alfombra de colores, esperando la llegada del obispo para aclamarle. También había mucha gente en los balcones, con las imprescindibles banderas. Aquello prometía, parecía aún más surrealista de lo esperado. Me pedí un heladito de ron con pasas para desengrasar y disfrutar más, si cabe, del momento. Un grupo de gaiteros asturianos amenizó la espera.

Se empezó a ver cómo por el principio de la cuesta subía la comitiva: una hilera de monaguillos y curas y, después, bajo la sombra del palio, el aclamadísimo Don Atilano.

Cuando la comitiva se aproximaba a nuestra zona, le dije a La Esfinge: “Esto no me lo pierdo, yo me pongo en primera fila”. Me situé junto a la vallas, al lado de unas señoras mayores, y saqué la cámara de fotos, por lo que pudiera pasar. Cuando el obispo estaba apenas a unos metros, las señoras que tenía a mi lado se pusieron a gritar como histéricas: “¡¡¡¡¡Moonsseññoooorr, Atilaaaaaannooo, Atilaaaaannnnooo!!!!”. Que ni las fans de Bisbal se desgarran tanto la voz. Me entró la risa floja al ver a las señoras enloquecidas, y más cuando vi al dichoso Atilano, abotargado y narigudo, sonriendo a las masas con toda la pinta de sátiro. Ni Berlanga hubiese elegido mejor esa cara... Las señoras seguían gritando “¡¡¡Atilaaaaaannooo, Atilaaaaannnnooo!!!!” hasta que el obispo se percató y se acercó a saludarlas. Las conocía de algo. Yo veía al obispo acercándose a donde estaba yo y no podía parar de reírme y de hacer fotos.

Dejo aquí la secuencia (fijaos en el hilillo de saliva entre los dientes... puaggg):