Thursday, November 26, 2009

El periodista moralista (un desahogo)

Me gustaría haber captado el nombre del redactor para ponerlo aquí con todas sus letras (lo buscaré y lo pondré si lo encuentro). Seguro que es uno de esos egocéntricos que tiene la alerta de Google con su nombre. Hubiese titulado el post “Carta abierta a un perfecto gilipollas”, para que no quedasen resquicios a la interpretación. Por si acaso aclararía en nota al pie que lo de “perfecto” actúa de superlativo más que como adjetivo laudatorio.
El gilipollas en cuestión (esta vez) es un redactor de La Sexta. He visto hace un rato la noticia, en el telediario de la noche, y todavía sigo de mala hostia.
Quizás es un asunto de línea editorial y es que La Sexta quiere crear un nuevo monstruo patético: el periodista moralista. Este especímen más que contar una noticia lo que quiere es aleccionarnos moralmente, ofrecernos su visión beatífica, pura y elevadísima, desde su púlpito de superioridad moral.
La noticia en cuestión era tan buena que bastaba con relatarla fielmente para que resultase efectiva y hasta efectista (no había que añadir ni quitar nada). Una noticia costumbrista muy peculiar, casi un suceso de vecindario (sólo que esta vez el vecindario era Nueva York, o sea, ese demonio capitalista horrible para el moralismo progre). No había connotaciones políticas, ni ningún famoso envuelto, nada de eso...
Ésta es la noticia. Un niño con el síndrome de Asperger (una forma de autismo) se ha pasado once días metido en el metro de Nueva York porque le habían castigado en el colegio y tenía miedo de volver a su casa. Iba sentado en el vagón hasta la última parada, salía y volvía a entrar en otra línea, etc. Así durante todos esos días. Se alimentaba de chocolatinas y patatas de las máquinas expendedoras y utilizaba los servicios del metro.
La historia es tan buena que podría dar para una novela de Delillo o un relato de Carver, por lo menos. Sólo con seguirla un poco, imaginarse las sensaciones del chico ahí abajo, tantas horas, entre la gente...
Pues bien. El gilipollas del redactor de La Sexta se ha dedicado -desde el principio hasta el final de la noticia- a soltarnos un penoso discursito moral sobre “la indiferencia culpable de la sociedad americana” porque ninguno de los pasajeros del metro se había dado cuenta ni había hecho nada. Pero, so imbécil, ¿qué tiene de extraño ver a un chaval de 13 años sentado en el metro con su móvil en la mano? (Físicamente el chico es normal) ¿Tenían que haber captado en su cara el síndrome de Asperger y que se había escapado de casa, etc, etc? Y, aunque así fuera (sobre todo por la noche, se me ocurre, alguien se podría haber interesado por él), ¿quién te crees que eres para hacer de tu juicio moral el centro de la noticia? (destrozando la historia, echándola a perder)
Su última frase, la más patética, sentimentaloide y nauseabunda, era algo así como: “Esperemos que esta noche, en la cena de Acción de Gracias, esta sociedad se pregunte cómo es capaz de mostrar esa indiferencia deshumanizada”, o una basura moralista antiamericana por el estilo. El tonillo de superioridad era tan asqueroso (aunque era una voz en off, se podía ver perfectamente su cara de listillo, su sonrisita) que daban ganas de partirle la cara.
Se mire como se mire, ERES UN GILIPOLLAS. Lo sepas (como dice Malherido).
[PD: Después está el periodismo gonzo-memo estilo España Directo (estilo copiado ya en algunos telediarios), en el que el reportero, que ocupa toda la pantalla, se sitúa estratégicamente entre la masa gritona para decir "no oigo nada, es imposible hablar" o se sube al puerto en mitad de la ventisca para decir "qué frío hace", etc, etc. Cualquier día se meterán la alcachofa por el culo, para ser noticia, para hacer noticias, qué sé yo.]

Wednesday, November 18, 2009

De Sica/Zavattini Vs pornografía sentimental

Ladrón de bicicletas, Milagro en Milán, Umberto D, El limpiabotas… Este Vittorio de Sica nunca me falla. Como director, sólo por esa nómina tendría que figurar entre los mejores de cualquier lista. La duda es hasta qué punto lo que nos gusta de lo que estamos viendo le “pertenece” a él o a Cesare Zavattini, su guionista. Bueno, quizás no tenga sentido hacerse esa pregunta. Todo es de los dos. De Sica y Zavattini formaron un tándem perfecto, como en España Berlanga y Azcona. Me da envidia de esa capacidad de trabajo en grupo (de dos, no más) y me gustaría poder hacer las cosas de esa manera, porque creo que así pueden salir cosas más interesantes, el equilibrio perfecto; lo difícil es encontrar con quién; no es nada sencillo congeniar creativamente de esa manera. Donde uno no llega lo hace el otro; de lo que éste carece lo cubre el primero; etc.
Las dos últimas películas que he visto del tandem De Sica-Zavattini son Dos mujeres y El jardín de los Finzi-Contini, que también me han gustado. Hasta cuando por momentos se nos ponen más melodramáticos, De Sica y Zavattini saben mantener la compostura de lo real, de lo natural, lo no fingido, lo que consigue parecer verdadero. No sé, hay siempre como una dignidad de lo humano, de las personas. Nada que ver con la pornografía sentimental.

Llamo pornografía sentimental a lo que hicieron, por ejemplo, en teatro los sureños norteamericanos (O’Neill, Tenesse Williams, etc) y que en el ámbito del cine representan -para mi gusto- mucho de lo que hizo Elia Kazan, bastante de lo de Ingmar Bergman y algo de lo de Antonioni (grandes directores los tres, curiosamente). Toda esa casquería espiritual me molesta muchísimo. Se creen que para “expresar sentimientos” tienen que presentar a sus personajes gimiendo, gritando, teatralizando exageradamente sus emociones, diciendo una y otra lo mucho que sufren y sienten (a veces, más exageradamente aún, con gestos mudos), psiconanalizándose hasta el ridículo. Nada menos natural que esos sentimientos verbalizados y exagerados; nada menos sensible que esa hiperestesia patética. Además, las mujeres que nos muestran los pornógrafos sentimentales son siempre unas histéricas o unas pedantes, o sea, pesadísimas. Básicamente son seres coñazo. Y ellos suelen ser unos pedorros, de camisetas ajustadas en el drama sureño, quizás por el predominio de la mirada gay; o penosos intelectualillos en el drama existencialista sueco.
Conclusión: es mucho más sentida y verdadera esa lágrima traicionera que se nos escapa pese a que uno intenta a toda costa aguantarla, que ese grito desesperado que trata de expresar pomposamente el Gran Sufrimiento del Alma Humana.
Las mujeres de De Sica/Zavattini (como las ingridbergmans de Rossellini) también sienten y padecen, pero de forma real. Ésa es la gran diferencia.

Sunday, November 15, 2009

Polaroids

Acabo de ver en el telediario que, ante la insistencia de los fans de todo el mundo, han tenido que volver a fabricar cartuchos para las cámaras Polaroid. Me parece muy bien, pero me han chafado el boceto de prólogo que había escrito para mi colección de polaroids. Hace año y pico empecé a escribir unos textos muy breves que quería reunir bajo el título de 59 polaroids. Éste era el boceto de prólogo:
"En 1929 el físico estadounidense Edwin H. Land creó el primer filtro polarizador sintético. Casi dos décadas después presentó en Nueva York, ante la Sociedad Óptica Americana, la primera cámara de fotografía instantánea: la Polaroid Land, que revelaba y positivaba la imagen en tan sólo sesenta segundos. El nuevo invento empezaría a comercializarse pronto y a expandirse por Occidente, reproduciendo infinitamente el mundo con el color de los sueños.
Durante sesenta años las cámaras Polaroid asistieron a multitud de fiestas familiares, eventos deportivos, viajes, bodas, reuniones de amigos, cumpleaños... Ahogada económicamente por el boom de la fotografía digital, en febrero de 2008 la empresa Polaroid anunció en las páginas del Boston Globe el fin de la producción de película para sus cámaras (que ya habían dejado de fabricar el año anterior). Fue por entonces, más o menos, cuando empecé a escribir estas fotos también instantáneas, para tomar, en cierto modo, el relevo de mister Land en su tarea de remedar poéticamente algunos (posibles) ángulos del mundo.
Estas 59 polaroids pretenden ser escenas muy sencillas que capten determinados momentos, personas, situaciones, sensaciones, atmósferas, sin importar la época ni el lugar. Imágenes directas, a veces reales, a veces ficticias, siempre algo borrosas, fantasmales, de colores difuminados. El estilo puede resultar en ocasiones un poco desastrado, caprichoso, pues se resquebraja a cada paso para escamotear una visión armónica del mundo. Su resultado debería medirse, en cualquier caso, por su falta de ambición".
Me quedan unas cuantas por escribir (en cualquier caso, lo de 59 era orientativo, no sé dónde acabarán). Y otras muchas están rotas.

Friday, November 06, 2009

Viaje alrededor de mi habitación

Así empieza, en esperanto, el libro de Xavier de Maistre VOJAĜO INTERNE DE MIA ĈAMBRO:
"Kiel glore estas malfermi novan vojon kaj subite aperi en la mondon scienculan tenante en la mano libron de eltrovoj, kiel en la spaco ekbrilegas neatendita kometo!
Ne, mi ne plu konservos mian libron "in petto" (en mi mem); jen ĝi estas, sinjoroj, legu. Mi entreprenis kaj plenumis kvardek-du-tagan vojaĝon interne de mia ĉambro. La interesaj observoj faritaj kaj la senĉesa plezuro sentita dum la vojiro donis al mi la deziron publikigi ĝin; la certeco esti utila decidigis min al tio. Mia koro sentas neesprimeblan kontentiĝon, kiam mi pensas pri la nekalkulebla nombro da malfeliĉuloj, al kiuj mi liveras rimedon certan kontraŭ la enuo kaj kvietigilon por la doloroj, kiujn ili suferas. La plezuro, kiun oni trovas vojaĝante en sia ĉambro, estas ŝirmata kontraŭ la malkvieta ĵaluzo de la homoj; ĝi estas sendependa de la riĉeco.
Ĉu estas ja homo tiel mizera, tiel forlasita, ke li ne havas rifuĝejon, kie li povas izoli sin kaj kaŝi sin antaŭ la tuta mondo?".
Traducción:
"¡Cuán glorioso resulta abrirse una nueva carrera y aparecer súbitamente en el mundo de los sabios, con un libro de descubrimientos en la mano, como un cometa inesperado centellea en el espacio!
No, no mantendré más mi libro in petto; helo aquí, señores, lean. He emprendido y ejecutado un viaje de cuarenta y dos días alrededor de mi habitación. Las interesantes observaciones que he hecho, y el placer continuo que he experimentado a lo largo del camino, me impulsaban a hacerlo público; la certeza de ser útil me ha decidido a ello. Mi corazón experimenta una satisfacción inefable cuando pienso en el número infinito de malhadados a los que ofrezco un recurso asegurado contra el aburrimiento y un alivio a los males que soportan. El placer que uno siente viajando por su habitación está libre de la envidia inquieta de los hombres; es independiente de la fortuna.
¿Existe, en efecto, un ser lo bastante desgraciado, lo bastante abandonado para no poseer un cuartucho donde poder retirarse y esconderse de todo el mundo?"