Wednesday, October 31, 2007

La Esfinge cumple años

Dice Hesíodo en su Teogonía que la Esfinge es hija de Quimera y de Ortro, el terrible perro hermano de Cerberos. Laso de Hermione, en cambio, la estima nacida de Equidna, la bella ninfa con cola de serpiente, y del poderoso Tifón. Se suman a esta teoría Higinio y Apolodoro. Otros la señalan como el fruto de los amores entre Tifón y Quimera. No sé quién tiene razón, sólo sé que nació un día como hoy. Felicidades...

Según Apolodoro, la Esfinge había aprendido el arte de formular enigmas de las Musas. Cuenta Aristófanes el gramático que Edipo mismo la llamó «musa», ya que era propio de las Musas el manejar las palabras con belleza, esto es, a través del canto. La Esfinge cantaba sus enigmas, así lo afirma Pausanias. Sófocles la llama «cruel cantora». No sé quién tiene razón, sólo sé que para mí sí es una musa. La Musa.
Dicen que la de Gizeh se hunde. La mía, no. La mía cada año está más guapa.

Monday, October 29, 2007

El amor en dos detalles

Todos nos hemos enamorado de alguna Loredana Detto
No es nada fácil sugerir la emoción del amor/enamoramiento adolescente, y mucho menos sin caer en la cursilería, pero en Il Posto Ermanno Olmi lo consigue con dos detalles muy sutiles en dos escenas inolvidables: cuando Antonietta utiliza su cucharilla para revolver el café de Domenico (le han tirado la suya al suelo), y cuando éste ya ha cruzado la calle y se da cuenta de que ella no se ha atrevido a cruzar entre los coches, y vuelve para cogerla del brazo y cruzar juntos otra vez, y se van corriendo de la mano por las calles, porque llegan tarde al examen...
Qué gran película: Il Posto (1961).

Saturday, October 27, 2007

Brighton Beach 1896

Recomiendo ver las dos secuencias simultáneamente: A y B.
Otra toma de la misma jornada y otros pioneros del cine: Thomas E. Edison, Edwin S. Porter, los hermanos Lumière...

Monday, October 22, 2007

En torno al casticismo

El Rastro sigue dando juego. Pasan las décadas y los gobiernos y las guerras civiles y las formas de Estado, pero ahí sigue, imperturbable en su celebración dominguera, siempre abarrotado de gente extraña y de objetos inútiles, como un zoológico humano que reúne a lo más variopinto de la Tierra. Esa mezcla atemporal es lo que más me llama la atención. Queda aún mucho especímen de posguerra.
Un barquillero asediado por japoneses
Me gustan algunos anticuarios y la calle de los marcos, y esas mantas en las que lo mismo hay cien picaportes de hierro oxidado que un grifo de baño rococó o un reloj de pared antiguo o el uniforme apolillado de un guardia de tráfico o una muñeca sonriente que da miedo... Aunque en realidad lo que más me atrae del Rastro es el aperitivo de después. A eso voy, de hecho. Lo demás es una excusa, un precalentamiento, un hacer algo para merecérselo.
El mercadillo como tal me agobia mucho. Encima el otro día pegaba el sol de lo lindo y la Ribera de Curtidores estaba más llena que nunca (hablo del domingo del puente). Lo mejor es ir temprano durante el invierno, cuando hace un frío que pela y todavía no hay casi gente, curiosear un poco entre las mercancías, escuchar las conversaciones de los chamarileros, observar a los personajes que por allí pululan y tomarse después un chocolate con churros, bien caliente. La épica.


Una corrala con ropa tendida

El otro día había un manco que tocaba de maravilla la guitarra española, punteando las cuerdas con su garfio. Era impresionante, como un pacodelucía en modesto y sin brazo. Estuve a punto de inmortalizarlo porque sé que a Mabalot le gustan los lisiados, pero me dio nosequé pararme a hacerle una foto.

Thursday, October 18, 2007

Tren nocturno


Mike Hollihan es una mujer policía, ha dejado la bebida y tiene que enfrentarse al peor caso de su vida:
"En todos estos años me he visto envuelta de un modo u otro en unas mil muertes violentas, la mayoría de las cuales resultaron ser suicidios o accidentes, o sencillamente desdichados que no habían recibido el debido auxilio. Así que he visto de todo: tipos que saltan al vacío, que se tiran al mar, "zapatos de hormigón", desangrados, ahogados, destrozados, asfixiados, pasados de droga, reventados... He visto cuerpos de niños de un año brutalmente apaleados. He visto cuerpos de nonagenarios sometidos a bárbaras violaciones múltiples. He visto cuerpos que llevaban muertos tanto tiempo que lo único que se le ocurre a uno para determinar la hora de la muerte es medir el tamaño de los gusanos. Pero de todos los cuerpos que he visto en toda mi vida ninguno ha permanecido en mí, en lo más hondo de mis entrañas, como el cuerpo de Jennifer Rockwell".
Jennifer es la hija del jefe de policía. Una joven muy guapa que inexplicablemente se suicida de tres tiros en la cabeza:
"El suicidio es un tren noctuno, un tren que te lleva velozmente a la oscuridad. No podrías llegar tan rápido de otra forma, o por medios naturales. Compras el billete y subes a bordo. El billete te ha costado todo lo que tienes. Pero no hay trayecto de vuelta. Este tren te lleva al interior de la noche, y te deja en ella. Es el tren nocturno."
Martin Amis, Tren nocturno. Un libro de 174 páginas, duro, directo e hipnótico. Para leer del tirón en una noche de insomnio, sin darle mucha importancia. Una gozada...

Monday, October 15, 2007

La maravillosa Elisabeth Imbrie

Desde que la vi por primera vez en Historias de Filadelfia me enamoré de ella hasta las trancas. Tendría yo entonces ocho o nueve años, y aquel recuerdo me ha acompañado y me acompañará toda la vida. No exagero; de verdad que suelo acordarme de ella.


Sí, aquel día pusieron en la tele Historias de Filadelfia. Y no, no me enamoré de Katherine Hepburn, ese ser parlanchín, presuntamente ingenioso, un poco hombruno y bastante anoréxico que fascinaría a las masas y triunfaría durante toda su vida en el Star System de Hollywood.(*) No, me enamoré de la otra: Ruth Hussey, que me deslumbró totalmente con su inolvidable papel de Elisabeth Imbrie.
Nunca he entendido porque los dos protagonistas (nada más y nada menos que Cary Grant y James Stewart) estaban enamorados de la sofisticada y rica "estatua de hielo", y no de la maravillosa fotógrafa de la revista Spy. En eso la película siempre me ha parecido muy poco verosímil, porque la reportera era realmente fascinante en todos los sentidos: su sentido del humor, su cinismo de buen corazón (un corazón resignado, valiente, dolorido), su belleza, su sonrisa, su discreción, su elegancia, su inteligencia...
(*) No tengo nada en contra de Katherine Hepburn, pero como estoy defendiendo a muerte a su "enemiga" en la pantalla, pues tengo que ponerla a caldo. Ya sabéis que a veces uno tiene que tomar partido y ver las cosas radicalmente, como si el mundo fuese una trinchera de zidanes y materazzis.

No sé, supongo que hay gente como Ruth Hussey que no tiene suerte en la vida o que, por cualquier razón que no conozco, se queda anclada en la derrota, en la nada, en la inexistencia. Hizo una aparición mínima, pequeña, casi a escondidas, pero tan deslumbrante que vale más que la carrera entera de otras miles de actrices. Creo que no la he visto en ninguna otra película, pero ese papel me basta para recordarla para siempre...

Sunday, October 14, 2007

La tinta, los hilos y el ciruelo


El maestro Ittei dijo: «Cuando se escribe algo, se puede decir que se ha progresado si la escritura se escribe de forma que el papel, la tinta y el pincel parezcan formar una unidad sólida». Desde luego, estos tres elementos tienden a separarse.
***
Caminando un día por la calle, el señor Yamamoto Tsunetomo dijo: «Vaya marionetas tan bien hechas. Caminan, saltan, brincan y hasta dicen cosas y ni siquiera llevan hilos. Son realmente la obra de un gran maestro. Puede que el año que viene vengan como invitados desde el otro mundo en la fiesta del Bon. Vaya, vaya. Éste sí que es un mundo efímero. Y esto es algo que la gente olvida».
***
El poema del «Ciruelo de un solo ideograma» dice lo siguiente: «En la aldea rodeada de la profunda nieve que se encuentra ante mí,/ anoche florecieron las flores del ciruelo de varias ramas». Sin embargo, «varias ramas» pareció demasiado opulento y rico, por lo que posteriormente lo cambiaron por «una sola rama». Esta expresión de «una sola rama» transmite la sensación de tranquilidad y soledad.
(Bushido)

Wednesday, October 10, 2007

El orador

Sólo he visto a Jabois hacer el gallo tan bien...

Tuesday, October 09, 2007

Marcha irreal

Si hay que elegir, yo desde luego me quedo con la letra propuesta por el gran Juan Bonilla para el Himno Nacional. Me parece muy buena:

"Celestina,
Quijote, Ana Ozores, doña Inés, don Juan,
El Cid, Tyrant lo Blanch,
son la victoria del sueño incansable de una convicción:
sólo somos ficción.


Lazarillo,
Fortunata y Jacinta, Deza y Bradomín,
La Nardo y Pelimplín,
patria de espectros España creada por la convicción
de que somos ficción."

De hecho, a partir de hoy la pienso cantar a grito pelado en los eventos deportivos, que es el último refugio de estas cosas inútiles como el "Baedecker de Erewhon" o la metafísica. Lástima que la selección de fútbol juegue tan rematadamente mal y que Fernando Alonso sea un perfecto imbécil (la verdad, casi prefiero recitar el God save the Queen antes que animar a este pringao)...

Monday, October 08, 2007

Graná 2.0.


El tapeo, la Alhambra, flores y arabescos, el surco de las aguas, columnas, azulejos, inmensas panorámicas, el sol en las cuestas, un ojo por la mirilla, el tembleque de los piononos, el viento en las palmeras, Albaycín, Sacromonte, la banda municipal, las farolas de Rubick, los pasos de la Virgen con tambores, el cirio que gotea, la Puerta del Vino, la caña en el bar, los tomates secos, el olor a sisa, los tés de mil tipos, las huellas ilustres (Falla, Debussy, Lorca, JRJ, Ganivet, Washington Irving, Boscán, Alonso Cano, Villaespesa...), las cruces y las estrellas, el arco ojival, la mano que alcanza la llave en el final de los tiempos, perderse por las callejas, el helado en Los Italianos, la Piedad sinuosa, ventanas, cancelas, rejas, los faroles de la Alcaicería... Granada: un chorro de agua en una casa blanca.
Las fotos, en Flickr.

Thursday, October 04, 2007

Buñuel

Me voy a Granada. Os dejo con Buñuel (música de Beck):

Wednesday, October 03, 2007

La literatura como hipnosis (o como droga)

En el Círculo Solana seguimos hipnotizados por el relato que nos ha regalado Luisa Cuerda (profético apellido): "Un galgo entre la niebla".

Cuando te encuentras con un texto tan magnético no te queda más remedio que leerlo una y otra vez. Te quedas como atrapado. No puedes salir de ahí. Es lo que me está pasando también desde hace varias semanas con el primer capítulo de Falling Man, la última novela de Don DeLillo (no pongo el título en castellano porque es una cagada absoluta de la editorial Seix Barral). Son cuatro páginas tan espectaculares que casi no puedo seguir avanzando en la novela, y tengo que volver otra vez al principio. Lo habré leído veinte veces y no me canso. Es más. Sigo enganchado. Os pongo unos párrafos (todos conocemos la escena: el 11-S):

Ya no era una calle sino un mundo, un tiempo y un espacio de ceniza cayendo y casi noche. Caminaba hacia el norte por los escombros y el barro y pasaban junto a él personas que corrían tapándose la cara con una toalla o cubriéndose la cabeza con la chaqueta. Iban con pañuelos apretados contra la boca. Llevaban los zapatos en la mano, una mujer con un zapato en cada mano pasó corriendo junto a él. Iban corriendo y se caían algunos de ellos, confusos y desmañados, con los cascotes derrumbándoseles en torno, y había gente que buscaba cobijo debajo de los coches.
El estrépito permanecía en el aire, el fragor del derrumbe. Esto era el mundo ahora. El humo y la ceniza venían rodando por las calles, doblandos las esquinas, arremolinándose en las esquinas, sísmicas oleadas de humo, con destellos de papel de oficina, folios normales con el borde cortante, pasando en vuelo rasante, revoloteando, cosas no de este mundo en el fúnebre cobertor de la mañana.
Llevaba traje y maletín. Tenía crisal en el pelo y en el rostro, cápsulas veteadas de sangre y luz. Dejó atrás un rótulo de "Desayuno Especial" y pasaron corriendo junto a él policías y guardias de seguridad, con la mano apoyada en la culata de la pistola, para mantener estable el arma.
Las cosas de dentro estaban lejos y quietas, donde se suponía que él se encontraba. Sucedía por todas partes, en derredor suyo, un coche medio enterrado en escombros, con las ventanas reventadas y ruidos emergiendo, voces radiofónicas escarbando en las ruinas. Vio personas chorreando agua al correr, y cuerpos empapados por los sistemas de irrigación. Había zapatos descartados en la calle, bolsos y ordenadores portátiles, un hombre sentado en el bordillo tosiendo sangre. Vasos de papel llegaban en extraños rebotes.
El mundo era esto, también, figuras en las ventanas, en lo alto, a trescientos metros, cayendo al espacio libre, y la pestilencia del carburante en llamas, y el desgarrón sostenido de las sirenas en el aire. El ruido se hallaba por donde corrían ellos, sonido estratificado que se les juntaba en torno, y él se adentraba en el ruido y se apartaba, al mismo tiempo.
Hubo otra cosa entonces, fuera de todo esto, no perteneciente a nada de esto, arriba. La vio bajar. Una camisa surgió del humo alto, una camisa que se levantaba y que flotaba a la deriva a la escasa luz y que luego volvía a caer, hacia el río. [...]
(Trad. de Ramón Buenaventura)